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El día después
por Jorge Calvette

Siempre después de ese primer momento de rabia ante una gran frustración como la del martes por la noche, viene el momento de reflexión, de calma. De analizar los "como y los porque".

Confieso que ni bien terminé de escribir lo que pude escribir luego de terminado el partido Venezuela - Uruguay, apagué la computadora y me fui a dormir. Un poco para tratar de borrar de mi mente la amargura tremenda que tenía como amante del fútbol y como uruguayo, otro poco para evitar ver en Internet cualquier cosa relacionada con el partido, cualquier concepto. Ni siquiera prendí la TV...no quería saber nada. Puedo decirlo, sin miedo, ¡que vergüenza! ¡Pero que vergüenza perder de esa manera!

El concepto no es por haber perdido ante Venezuela, no, de ninguna manera, no por haber destrozado la estadística. No me importan las estadísticas. No ganan campeonatos, generalmente sirven para engañarnos.

No, no era nada de eso. Creo que ni siquiera era por la gran posibilidad de estar en un Mundial que se nos estaba escapando de las manos.

No era una amargura de contenido, sino de forma.

Todo derrota, a los que nos gusta el deporte, generalmente nos lastima, nos duele, pero esta derrota sufrida de esa manera, de esa forma, con esa actitud...

Es demasiado.

A la hora de los balances y de las reflexiones uno pone sobre la mesa todo lo ocurrido, además se pone, y se debe poner lo que va a ocurrir. Entonces es cuando la derrota del martes es aún mas cruel. Porque cuando uno repasa las imágenes de esa Selección celeste casi arrastrándose por la cancha, superada en todas sus líneas de principio a fin, sin argumentos de ningún tipo para enfrentar a un fútbol superior en todos los órdenes, tanto individual como colectivamente, esa desazón es aún mas tremenda si se tiene en cuenta que la derrota, la humillación ha sido infligida por un equipo que está último en la Eliminatoria, y que no tiene o no ha tenido hasta ahora en toda la historia de las Eliminatorias Sudamericanas otro objetivo que conquistar algún punto.

Repasando mentalmente cosas de éste Uruguay, no puedo sino volver a mencionar algo que dijimos hace mucho tiempo: la mediocridad absoluta de nuestro fútbol. Sin que nadie se ofenda.

Porque podrán muchos de los jugadores uruguayos ganar millones de dólares en sueldos e integrar (no jugar, no se confunda, porque casi ninguno juega) los planteles de algunos de los equipos mas famosos y prestigiosos del mundo, pero la realidad es que la mayoría absoluta carece de los mas mínimos fundamentos técnicos y tácticos.

En la parte técnica la situación es deprimente. No hay, a excepción de Recoba y solo a veces Olivera o Magallanes, un jugador capaz de intentar una jugada individual, una gambeta, una moña, una pisada, un toque en corto, una pared, un jopeada, un enganche, un taco, bajar una pelota loca y dejarla muerta en la punta de un botín, una tijera, una chilena, un pase en corto entre los rivales sin perderla, un pase largo, un cambio de frente....No para adornar el juego...para conseguir la diferencia, esa que solo se consigue repentizando.

Claro, Ud. dirá "éste esta furioso y exagera". Bien, si piensa que exagero, no repase lo que ya fue, espere hasta el próximo partido y dígame cuantas jugadas como las que le nombré hacen los jugadores uruguayos en el partido. Luego, se dará cuenta de que lo mío no es furia ni saña, es pura realidad. Y todo esto lo traemos nuevamente al tapete porque eso demuestra y desnuda las tremendas carencias técnicas del jugador uruguayo, sacado generalmente de apuro de las divisiones inferiores para llegar al primero y vendido casi de inmediato si se le vieron las condiciones mínimas. Las consecuencias son siempre las mismas. Llegar a planteles numerosos con jugadores mucho mas experientes y mejores dotados técnicamente y quedar casi definitivamente en "el banco" para jugar algún minuto de vez en cuando. Resultado: un jugador potencialmente valioso desperdiciado. Todo esto lo decimos porque hoy por hoy el peor fútbol de América toda se juega en Uruguay y lo juegan los uruguayos. Nos guste o no. Aunque el "Paco" Casal le venda todos los días un "buzón" a quien sea.

Por suerte, la TV hoy nos trae el fútbol de todas partes, y lo nuestro es inmirable comparado con cualquier fútbol del mundo.

En la parte táctica, ni hablar. Son pocos los jugadores uruguayos capaces de hacer un relevo o un cierre, son pocos. Pero no hay ninguno que tenga dinámica, desmarque, rotación y pique en corto, el que se precisa para abrir las defensas y crear los espacios para jugar. Los nuestros son estáticos, lentos, sin desmarque, no rotan, no pican, no crean los espacios para sus compañeros llevándose las marcas.

Es tremendo, no vamos a cansarnos de decir nunca donde están los responsables de este momento del fútbol uruguayo, ya Uds. saben bien de lo que hablamos. Desde el año 90' , cuando comenzó la actividad empresarial del Sr. Casal (y créanme que no tengo nada personal contra el empresario, pero es la realidad) nunca mas el fútbol uruguayo, de clubes o Selecciones, ganó nada. Así de sencillo. Apenas si una Copa América hecha en casa y bien preparada. El Sr. Casal cumple con su objetivo comercial y lo hace muy bien, pero ha mutilado al fútbol uruguayo. Hasta que el Sr. Casal no decida suspender su negocio, no le ganaremos nunca mas a nadie

Claro que Casal y todo su séquito quieren llevar a Uruguay al Mundial, eso ya lo sé. Pero en su voraz afán comercial, alentados por la situación de asfixia que los clubes uruguayos padecen venden hasta lo invendible y rematan lo que sea, sin darse cuenta de que están atentando contra sus propios intereses. Porque la enorme mayoría de los jugadores uruguayos que Casal vendió en los últimos 10 años, y que son muchos, de haber jugado un par de años mas en Uruguay, habrían llegado mucho mas maduros a un fútbol tremendamente exigente como el europeo donde la mayoría enorme se perdió o se perderá. Por si fuera poco, esos jugadores de haber jugado mas en nuestro medio, habrían cambiado la deplorable historia reciente de la Selección nacional.

jcalvette@surmedia.com
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